Evangelio según
San Marcos 8,27-35
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Cómo ser o llegar a ser seguidor de Jesucristo en el mundo y en tu situación
« Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? » Pedro respondió: « Tú eres el Mesías..»

Aquellos de nosotros que creemos que Jesús es el hijo de Dios y por lo tanto queremos poner en práctica sus enseñanzas en el lugar donde Dios nos puso, debemos esforzarnos por seguirlo dentro de nuestros propios trabajos en la vida diaria, porque la Fe sin obras, no es tal, simplemente no es.

«El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga...»

En la vida de nosotros, gente común, todos encontramos nuestras cruces y nos esforzamos por llevarlas serenamente: damos gracias a Dios que permite que experimentamos a veces problemas y desgracias - nuestras cruces - y de ofrecer nuestros problemas y sufrimientos, y los de los demás también.
También ofrecemos las penas de aquellos a quienes por amor de Cristo nos esforzamos ayudar según nuestras posibilidades. Tratamos de vivir una vida que sea un ejemplo.

En cuanto a las obras, quien quiera seguir a Cristo que trate de hacer lo que en conciencia cree que es mejor para el bien del prójimo.
Que no piense primero en sí mismo, sino en dar prioridad a los demás cercanos y gradualmente a todos los demás, en el orden correcto, que uno a solos no puede razonablemente cargarse el mundo.

Quienes tienen fe en Cristo pero que además tienen el gran peso de la responsabilidad de gobernar una comunidad, es decir, una ciudad, una región o una Nación, no ignoran que los principios de la Fe deben aplicarse a toda la sociedad, porque son universales, pero saben bien que la praxis debe ser necesariamente diferente.
La práctica aplicada por un individuo no puede ser idéntica a la aplicada a toda una sociedad plural, porque las consecuencias pueden ser muy diferentes, y en ocasiones también resultar perjudiciales.

En particular, quienes tienen alguna responsabilidad gubernamental llevan una enorme cruz sobre sus espaldas. Deben entonces comprender claramente que las consecuencias de sus actos y sus posibles errores serán pagados por toda la sociedad.
Pienso que todos sean conscientes de esto, aunque por casualidad se encuentren sin Dios y actúen a veces a ciegas, a decir según una única ideología terrenal.

Entonces una persona de fe, sea quien sea, debería leer todos los días una página del Evangelio y orar asiduamente para que Dios la inspire con tomar decisiones correctas y justas, porque errores y decisiones equivocadas casi siempre son recompensados con malos resultados.




Evangelio según San Marcos 8,27-35.

Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les prntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Ellos le respondieron: "Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas".
"Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro respondió: "Tú eres el Mesías".
Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días;
y les hablaba de esto con toda claridad. Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo.
Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".
Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.

 

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.